domingo, 15 de diciembre de 2019

4/1/2019 - sin titulo

Puedo contarte, literalmente, miles de historias.
Pero no se quien sos entonces no puedo saber cual de ellas te resultaria interesante (si es que alguna).

Puedo contarte historias de boliches o de plazas.
De boliches llenos y mucho escabio.
De boliches tristes en los que nadie quiere estar pero ya estan.

De plazas llenas en plena primavera que hacen que la calle parezca un juego.
De plazas vacias en pleno invierno que hacen que la calle sea la calle.

Una vez vimos el sol turquesa, yo y dos personas mas.
No voy a decir quienes eran (no estoy seguro)
No voy a dar mas detalles de lo que vi (no estoy seguro)
No voy a recomendarles que tomen ninguna droga en particular ni que intenten mirar al sol bajo la influencia.
Lo que si recomiendo es que cuando alguien les ofrece una droga nueva, no digan que no de inmediato.
Ni tampoco digan si de inmediato.
Primero piensen un cachito.
Luego acepten.

Siempre que alguien les ofrezca algo, no respondan de inmediato.
Tomense unos minutos para pensar.
Luego acepten.


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La gente que te domina te propone que te pongas no solo una, sino mil banderas.
La de tu pais, la de tu mami, la de tu grupo de musica, la de tu equipo de futbol, la de cual bandera es mas linda.
De esta manera, entre tantas banderas, encontraras a diario multiples momentos para flamear y flamear alguna.
Los dias daran paso a las semanas y con el correr de meses y años, tus manos flamearan mas fuerte.
Tus ojos estaran cada vez mas enamorados de unos pedazos de trapo.
Pero si decidis dejar tus manos en tus bolsillos y afrontar la vida sin representaciones, te tildaran de a-pasionado.
Diran que no flameas no porque no quieras sino porque no podes,
porque te estas perdiendo lo mas lindo,
porque estas distraido buscando cosas que no existen.
Pero si sos fuerte podes hacer oidos sordos.
Y mantener tus manos guardadas, siempre guardadas y con los puños prietos.
Es que dentro de ellos esta el unico lugar que nadie puede espiar.

Si aguzas tu vista entre tantas banderas, veras otros como vos, otros que no flamean.
Podes charlar con ellos, pero no recomiendo pasar mucho tiempo juntos.
De hacerlo podrian terminar flameando juntos la bandera de los no abanderados, y no es lo que queremos.
¿Que queremos?

Guardar energia en nuestros brazos.
Porque tus brazos, cansados, son dos anclas.
Y el mar es de tela.
Es un mar rojo de tela.



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Continuo: No exagero cuando digo que son miles las historias que puedo ilustrar con mis palabras.
No las protagonizo todas.
No puedo dar fe en la veracidad de todas.
No es que no confie en la palabra de mis interlocutores,
en lo que no confio es en la existencia de los ellos.

Tampoco del todo en la tuya, mas te doy un voto de confianza al dedicarte estas palabras y llamarte amigo.

No dudo en llamar a nadie amigo. De esa forma les doy menos poder que considerandolos enemigos.

Y todos mis amigos me contaron al menos una historia. Las recuerdo todas (como puedo).
Me gusta contarlas a todas, en mi cabeza siempre vienen a colacion de lo que se esta charlando hasta que veo las caras de incertidumbre y ahi me averguenzo un poquito. Luego me consuelo pensando en que no pueden ver la coneccion porque estoy contando mal la historia, me estoy olvidando de algun detalle importante, dandole desde entonces nacimiento a una nueva historia que es esta vez si: ficticia.

Quizas las historias ya llegaron a mi siendo ficticias y lo que yo genero es una segunda ficcion, o fan ficcion como se le llama.


Hay personas cuyo unico divertimento es dar vueltas.
Por cualquier lado, a cualquier ritmo.
Siempre contando historias.
Es imposible saber si fueron ciertas porque la persona que nos la cuenta es en si una historia.
Un cuerpo, un nombre y una voz que pueden regresar dentro de mucho tiempo, totalmente cambiade.
Podriamos decir que entonces no son las historias las que giran, sino las personas, y las historias estan siempre ahi, donde sucedieron, quietas para siempre en el recuerdo de quienes lo vieron, lo escucharon o lo sintieron.


Yo, por ejemplo, olí una vez unas flores muy ricas. Digo mas: deliciosas.
Y a lo largo de los años, entre tantos recuerdos de olores, siempre pude diferenciar el de estas primas, magnificas.
El diego de hoy, cuatro de enero del diecinueve, recuerda el olor como fetido y citrico a la vez, como un limon semi descompuesto congelado.

Pero el diego de aquel 2013 turbulento no era tan preciso para describir olores: el solo estaba oliendo amor.


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